Me había calado un abecé
Sintió mi alma una profunda
Suave brisa del amanecer
El pasto aún bajo el rocío
La niebla a punto de partir
Dejó sus rastros en el río
Ya el sol estaba por salir
Un cigarrillo me incendiaba
El recuerdo amargo del ayer
La melodía hería, dislocaba
Abatido, cerré los ojos y pensé…
“¿Cuántas veces he dormido
Bajo las luces de neón?
La ciudad es un laberinto
Donde da vueltas la razón
Tan intangible es el crujido
Donde se agrieta el corazón...
Cuando salí la vi desnuda
La esencia al fin del revés
La vida, por menos, confusa
Me puso los pies en los pies...
“¿Cuántas veces he dormido
Bajo las luces de neón?
La ciudad es un laberinto
Donde da vueltas la razón
Lo primordial es el sentido
Que revivifica la pasión.
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Para Eliseo y Joan
Por si les da algún día con el blues negro
Y, por supuesto, por un final distinto al comienzo.