SANTO DOMINGO (LONDON BRYCE)

Que te escriba me pides
y ya no sé qué contarte,
si los números o el chiste
de no ser juez ni parte.

Maldito desconcierto
que ya no canta Merengue
que no lo baila vivo ni muerto:
ni se odia ni se quiere.

Y si allá mienten como nos
hazles saber sus mentirillas:
las putas del Parque Colón
gastan más que las turistas.

Preguntas por el barrio
por las bragas, los amigos
Todos queman relicarios
en nuestro Santo Domingo.

La gente está conformada
con saber que puede serlo
la moral es una fulana
que va vestida de terciopelo.

Mi corazón se destroza
mis labios apenas sonríen
me hace falta tu persona
tu punto, tu coma, tu tilde.

La vara con que nos miden
les sobra pa’ cercar límites
rediles, la línea del desfile:
se disfrazan de lo que fingen.

Entran buques, aves, aviones
cargados de tecnosuveniles
cualquier cosa vale millones
y si las compras te distingues.

Verano igual el mismo infierno
y el invierno es otro verano
doña Cerveza y don Romero
venden más que don Lecheano.

La luna en marzo es un espejito
el sol en abril una moneda
nuestro futuro: un feto aburrido
que antes de nacer bosteza.

Duarte sigue siendo en su Parque
un, como tantos, fumador pasivo
y el viejo cuento del nuevo fraude
sigue en boga entre los políticos.

Me distraigo, me canso con estas letras
no te sorprendas, nada ha cambiado:
ni las modas ni las juergas, princesa…
los moteles llenan más que los teatros.