Haz memoria,
Que hace mucho tiempo que te dije
Que yo casi me olvido, atemporal,
De esa puerta que arrastrándose a tu encuentro
Se detuvo un día al escuchar mi voz,
Mientras tú te quitabas chulamente los tacones
Para no ensuciar aún más su morbo,
Y que esa abominación mundana de querer saberlo todo
A veces se me va y al fin me curo.
No lo olvides,
Pero tampoco lo recuerdes tanto,
Que fui yo quien quiso abalanzarse
Eufórico y desprevenido una noche
Por los derrumbamientos de tu pecho
Y tu sonrisa.
Te lo encuerdo,
Con palabritas intercaladas y añadidas, rebuscadas
En el fondo o en la base de una mente primitiva,
Como a rompecabezas, para un niño, de cartón.
Es decir, te dejo,
Entre los renglones de las dicotomías,
Colgando como un lienzo ondulante en la brisa
Y declinándose en mi espalda, tu mayor estupidez.
26 de noviembre de 2008