El soplo de tus ojos, y no al color, su honda mirada
la paz y el bien entretejidas cercalejos
buscando vidas, las magias dulces colmaban tascas
la hierba ardía bajos los fuegos de un sempiterno
amor sin odio, pasión, locura bailando alegres
sobre las dudas de un mar revuelto
éter eterno, inmaterial sublime tan cruel y cierto
libra a estos cuerpos de trechos cortos de odas y tiempo…
II
Deja que llegue inflado el círculo indestructible de nuestra noche
pequeña niña inquieta e inmatura
si la pasión nos une en sus caprichos al ardor arrojaremos nuestros miedos…
de nada sirve atomizar con cruz y brío el libre vuelo del pensamiento
de una y otro, sórdidos, infames bajo los núcleos de un accidente
de solas existencias, absurdas, fingiendo juntas saber incierto...
clava la daga, busca en mi eje centro del alma
pierde cuidado hundiendo dentro conocimientos
deja tu huella viva, tallada
Deja que llegue inflado el círculo indestructible de nuestra noche
pequeña niña inquieta e inmatura
si la pasión nos une en sus caprichos al ardor arrojaremos nuestros miedos…
de nada sirve atomizar con cruz y brío el libre vuelo del pensamiento
de una y otro, sórdidos, infames bajo los núcleos de un accidente
de solas existencias, absurdas, fingiendo juntas saber incierto...
clava la daga, busca en mi eje centro del alma
pierde cuidado hundiendo dentro conocimientos
deja tu huella viva, tallada
tocando débil, perpetuamente, revueltas, firmes, profundidades.