Qué pequeño es el año cada año si existimos
Todas las caderas ingeniosas que nos pasan
Ciegas unas a los otros
Las olemos con olfato y añoranzas
Con rencores infantiles
Año he dicho, y así la ruta
Viernes y domingo, lunes
Por qué no se callan, para siempre
Todas esas bocas y esas piernas
No.
No habrá más luz, quizás
Se nos fue por el desagüe y por las venas
Se nos mudó de acera, de calle
De miedo ingenuo, anteayer, un siglo
Y lo peor, de todo y es cierto
La mayoría no sabe
Ni siquiera ignora
qué es la mayoría
y que es la mayoría
Y así nos quedamos, todos
Abatidos y batidos en tumultos
Asombrados bajo sombras que se chocan
Paf, la vuelta, el hombro
La espalda, nuevamente
Y aquí estos ejes mientras tanto
Con sus cuencas ambidiestras
Y sus centros bifocales.
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A un ciego, su visión
y a la ceguera de todo el resto
UASD, abril 2008
