EFIGIE

Tú, ufana sonrisa inmarcesible
escoltada y coronada por metales inocentes y punzantes.

Tú, mirada desconfiada que con pupilas de paloma
renuncias en un vuelo ingrávido y etéreo
al hilo esquilado de las aprehensiones filosóficas:
paganismos casi medievales, placeres posmodernos.

Te dejo, efigie algorítmica, te dejo a ti y a tus fisonomías:
gestos cuadriculados en la ingenua metafísica.

Mientras me pierdo en el deseo de tocar tu alma escarlata,
de besar eufórico la húmeda afluencia de tu salobre lirio.

Te dejo, me pierdo.
Aunque por momentos crea que te pierdes y me dejas
y que te escondes en los rincones de mi excitada memoria.