Se me rompió la risa, se me perdió en tu piel
Y entonces confundí el amor con la cebolla
Y me vestí de ceda
De tristeza
De amarillo.
Y de noche
Cuando sentí tus dedos, haciéndome
De nuevo, me dolió...
Que la muerte es una vieja perra sin memoria
O un dolor de muela entre los párpados
O simplemente un nido de arena seca entre las venas.
Y así te vas dejando el dorso, un paisaje de nubes
Entreabiertas
Cerrando la ventana de tu ombligo…
Y yo, me quedo aquí, pisando un suelo que me duele
Arrancándoles los brazos a todos mis hermanos.
Joaquín Castillo
Enésimo Archiduque de la Imaginaria Bahía de Cutupú.