Armoniosos compases cuerpo a cuerpo:
Un beso, una caricia y el gemido.
Humedades desbordadas, torrenciales
Nos mojaban, y calaban los andenes del deseo
Frutas maduras, aromas acres, inquietudes
Blanquecinos matices de la prisa
Yo en tu rostro, tú en el mío
Desandándonos los sueños y caminos, cortos
Y este sol que ya no llega
Y esa luna
Y este ruido insonoro en el latido
Miedo, o una risa enardecida en el delirio
Y este amor.